El Ocarro es un armadillo que corre a grandes velocidades por las sabanas del Meta y Vichada. Es un animal tranquilo que se alimenta de cieno y de las ramas de algunos árboles que también crecen por la zona de los llanos orientales tan rica en fauna y flora. Esta biodiversidad se empieza a apreciar a cuatro kilómetros de Villavicencio por la vía que conduce al municipio de Restrepo en el Meta: a esa altura, a mano derecha de una carretera rodeada de siete cueros y otras especies nativas, el Bioparque Los Ocarros, alberga 193 especies diferentes y 1900 ejemplares, entre mamíferos, reptiles, aves y peces.
En este parque con el nombre a aquel armadillo tan familiar en la zona y que hace parte del diario vivir de los llaneros, los ocarros conviven con los osos de anteojos, el oso palmero, el puma, el tigre mariposa, la nutria gigante de río, el mico tití, el caimán del Orinoco, el mono aullador, el cachirre, la anaconda, la serpiente mapaná, con exóticas especies como el ave carrazo, el paujil y la garza morena, entre otras maravillas de la fauna de la región. Los habitantes permanentes del Bioparque Los Ocarros conviven en 5.5 hectáreas de exuberante vegetación donde disfrutan de un hermoso lago natural alimentado por las aguas del caño Aguas Claras.
Sin barreras ni barrotes cada especie se encuentra en su hábitat natural. Quienes visiten el parque pueden encontrar esteros, sabana, morichal, bosques de galería y río, paisajes que emulan los respectivos elementos de flora para cada animal. Además, cuenta con un sector dedicado a brindar información a los niños sobre la importancia de conservar las especies y tomen conciencia de lo imprescindibles que son, tanto la flora como la fauna, en el proceso de desarrollo sostenible.